miércoles, 10 de marzo de 2010

"Una luz maravillosa" (segundo recuerdo)

Cuando Paul Auster vino a San Sebastián para presidir el jurado del Festival de Cine, y comentó que ya había estado antes en Donosti (de camino a Pamplona, a los san fermines), le preguntaron qué recordaba (de la ciudad):

-No gran cosa. Recuerdo una luz. Una luz maravillosa.

(Algo así es lo que recuerdo que dijo. Lo dijo en inglés y yo lo traduje mentalmente. Había cascos con traducción simultánea, pero yo no los cogí: me bastaba con verle).

Yo también recuerdo una luz. Creo que es algo que nos pasa a todos. En el pasado había otra luz, ¿verdad? Todo parecía (¿era?) más intenso, más..., bonito.

Mi segundo recuerdo es de la mañana de mi tercer cumpleaños. 18 de agosto de 1981. Estoy en casa. El pasillo es (era) azul. De moqueta. Ya no se llevan las moquetas, con lo que me gustan. Tampoco los papeles en las paredes.

Por la ventana de la habitación de mis padres entran los rayos del sol. Hay muchísima luz. Una luz maravillosa.

Corro por el pasillo, gritando feliz “hoy es mi cumpleaños, hoy es mi cumpleaños”. Sé que decía esas palabras y no otras. Así lo he recordado siempre, al menos.

Mi hermana está delante de mí. O quizá detrás. En eso no estoy seguro. Ahí me recuerdo falla. Muy poco. O está delante de mí, esperándome, mirándome; o está detrás, siguiéndome.

Me abraza.

¿Me abraza? Siempre he recordado que me abrazaba. Pero ahora que lo pongo por escrito, dudo.

Pero ella estaba allí, en el pasillo. Y era mi cumpleaños.

El tercero.

El segundo de mis recuerdos.

(Aún tengo dos recuerdos más que puedo numerar. Quiero decir: que puedo decir con bastante certeza, que son el tercero y el cuarto. El tercero no tiene fecha. El cuarto, el 7 de marzo de 1982. Cuatro recuerdos que son el primero, el segundo, el tercero y el cuarto. El quinto ya no sé cuál es.

El quinto, me lo inventaré).

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