domingo, 13 de noviembre de 2011

A las diez de la noche de un domingo de noviembre, tumbado en el sofá de la sala, leyendo un libro de poemas de Bukowski. Sopla el viento del sur fuerte contra los cristales. Cansado del fin de semana, deseando que llegue la hora de irme a la cama para que sea mañana cuanto antes. El mañana es una promesa. Lo bueno vivido ayer o antes de ayer ya se me olvidó (en realidad fueron más días atrás). Quiero más. Y lo quiero ahora. Ya.

viernes, 11 de noviembre de 2011

"Leer en noviembre"




Estos tres libros sí que me los he devorado a gusto. Totalmente recomendables. Memorables.
Me faltan los libros de Diego Vasallo y Michel Gaztambide. El libro de Diego Vasallo no lo he podido encontrar en mis tres o cuatro librerías de cabecera.

"Un buen día para decir adiós (2)"

Seguiré el ejemplo de Onetti:

Escribir cuando no se puede fumar.

Hablo, claro, de la famosa anécdota según la cual, Juan Carlos Onetti escribió "El pozo" durante un fin de semana en que se quedó sin tabaco. En aquellos años, finales de los treinta, principios de los cuarenta, al parecer no se podía comprar tabaco en fin de semana. Los estancos o expendurías cerraban.

Le salió redondo "El pozo". Lo leí este año, en e-book. La primera novela que leí de Onetti fue "Juntacádaveres". Ah, qué humor, llamar a un chuloputas el "Junta...". Más tarde leí "La vida breve". Esa atmósfera de cuartos vacíos, de cuartos más que vacíos, solitarios. Un tío imaginando una ciudad, Santa María, y los ruidos del cuarto (solitario) de al lado. El médico solitario en su consultorio. Pidiendo a una mujer que se desnude.

Este año, además de "El pozo", también leí "El astillero", en la edición de bolsillo de Punto de Lectura. Tengo por ahí, esperándome, "Dejemos hablar al viento".

No está mal, esto de los chicles de nicotina. No, por ahora parece que funcionan.

Llevo una semana leyendo "Libertad", de Jonathan Franzen. Vaya, ya me queda poco para terminarla. Un par de días...

No es una novela que recomendaría a nadie. Es una buena novela, pero es bastante peñazo a ratos.

Por suerte, alterno la novela de Franzen con la lectura de unos poemas de Bukowski: "El padecimiento continuo".

Cuando termine el libro de Bukowski, voy a empezar con las "Poesías completas" de Cesare Pavese. De Pavese he leído algunas novelas. El diario, todavía no. Siempre he recordado ese poema que comienza:

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos


Cuando termine la novela de Franzen..., no sé qué novela empezaré.

Algo más corto. Eso fijo.

"Un buen día para decir adiós"

Pues sí. Finalmente, hoy me ha dado el punto y lo he decidido. Ya no fumo más. En un principio iba a dejarlo hace un mes o así. Pero entonces las cosas se complicaron en el trabajo (para bien y para mal), y me dije, no ahora no.

La semana pasada fui a una farmacia. Consulté con el tío de la bata blanca (ay, esas batas blancas que yo llevaba antes, cuando estudiaba..., y durante un tiempo, en mi trabajo en el laboratorio...), y me dijo que me aconsejaba los chicles de 4 mg.

Me compré una caja. Treinta y algo euros. Ciento cinco chicles. Y me dije, bueno, mañana me pongo.

Llegaba mañana y decía. Bueno, mejor mañana.

Hasta que ha llegado hoy.

Y creo que la cosa puede funcionar.

Casualidades que tiene la vida:

Estaba comiendo en casa de mi hermana, comentando mi abandono del tabaco, y mi cuñado, que fumaba negro y lo dejó (sin utilizar chicles ni ninguna otra mariconada como él dice) hace ya muchos años, mi cuñado coge y va dice:

-Yo también lo dejé un 11 de noviembre.

Mi hermana:

-¡Anda ya!

Mi cuñado:

-Que sí, joder, que me acuerdo porque era día de San Martín.

-Hostias, qué casualidad.

(Esta era mi hermana, aunque mi hermana no ha dicho hostias. Nunca dice tacos. Bueno, casi nunca).

Mi cuñado:

-Hostias, San Martín. Hay que comprar morcilla, ¿eh?