jueves, 13 de enero de 2011

"El arte de abandonar libros"


Llevo media vida leyendo (leyendo en serio, me refiero; si cuento cuando empecé a leer sin pensar en que leía, a los diez años, llevaría un tercio. Un tercio de mi vida), y me estoy dando cuenta ahora de que cuanto más lees, más veces dejas un libro a la mitad.

Esto no es culpa de los libros, claro está. No siempre, al menos. Tampoco creo que sea que con la experiencia (lectora) uno se haya vuelto más sabio y sea capaz de distinguir fácilmente qué es bueno y qué es malo. Que también, desde luego, uno aprende.

Pero no, empiezo a leer un libro, una novela, y sí, me doy cuenta de que tiene mucha calidad; sin embargo, no me llega. Puede ser que uno esté saturado, tantas veces las mismas historias, contadas de formas tan parecidas, sólo cambian los protagonistas, los escenarios.

Pero ya digo que no, que la culpa no es de los libros. No en mi caso. Cuando abandono un libro es, casi siempre, porque no tengo la mente (el cuerpo) para leer algo así en ese momento. Porque he empezado una novela de ochocientas páginas, por ejemplo, y me digo que uf, que voy a tardar un montonazo de días en terminarme este libro, y no es ahora cuando me apetece meterme en una historia para no salir de ella en un par de semanas. Ahora me vendría mejor leer algo cortito, algo que vaya al grano, no tengo paciencia estos días.

Así que cierro el libro (con culpa, la verdad) y lo dejo en la estantería.

Y allí se queda. Y muchas veces no vuelve abrirse, así que acabo regalándolo o dejando que se llene de polvo.

Pero muchas veces también sucede que, un tiempo después, lo vuelvo a coger. Y algunas veces, pocas, pasa que al volver a cogerlo me descubro totalmente encantado con su lectura. Y me digo, joder, en qué andaba yo pensando, qué pájaros tenía en la mollera para haberlo abandonado, la primera vez, tan libremente.

Para cerrar, me gustaría poner algunos ejemplos:

Abandoné “La conjura de los necios” en la primera página, la primera vez que intenté leerlo. Muchos años después (cuando digo muchos, digo, hum, cuatro o cinco) me lo llevé de vacaciones.

Hoy es una de mis novelas favoritas.

“El legado de Humboldt”, de Saul Bellow. Intenté leerlo un par de veces, con poco intervalo de tiempo entre uno y otro intento. Lo normal es que lo hubiera dado por perdido, pero lo intenté una tercera vez, y fue, además, poco después de las dos primeras intentonas. Y esta tercera vez no sólo conseguí leerlo. Lo disfruté muchísimo. Recuerdo que cuando la terminé, pensé: es ésta una de esas novelas que antes de leerla veías la vida de una manera, y ahora, después de leída, la miras de otra forma.

Tendría que poner ahora un ejemplo negativo. Algún libro que haya intentado leer varias veces y no lo haya conseguido nunca. O que haya conseguido leer, pero haya sido un completo chasco.

A ver, que piense...

Vale. Ya lo tengo: “La región más transparente”, de Carlos Fuentes. Ahí está, en la sala, si no recuerdo mal, en un pequeño armario que apenas se usa. Es una edición de Cátedra, de las negras, ya sabéis, letras hispánicas.

No he conseguido leerlo nunca.

Y no tengo ninguna gana de volver a intentarlo.

Pero ahí seguirá, en el armario de la sala o en otro sitio, esperando.

Creo que mucho, mucho tiempo...

6 comentarios:

  1. me pasa casi lo mismo, toda la historia se repite y se repite, a mi me encanta escribir y leer por su puesto, comence a escribir una novela solo por escribir, por que tuve un sueño y me gusto la idea y me hice la pelicula hahaha
    bueno, te sigo y te mando un beso
    suerte! espero que encuentres el libro que te atrape y no te suelte, una historia distinta y fuera de lo común

    ResponderEliminar
  2. Creo que quien no se permite dejar libros nunca será un buen lector. La única manera de leer unas cuantas páginas todos los días es disfrutando del libro de turno. No hay otro modo. Por eso siempre recomiendo comprar muchos libros, tener una buena "reserva" en casa: de modo que si el que elegiste no te gusta, fácilmente puedas cambiarlo por otro que esté a mano.
    Hay gente que no se compra libros nunca, que en el verano va y se compra uno solo (y casi siempre es alguna cosa un poco rimbombante para sentirse bien consigo mismos, tipo el ULises de Joyce o En busca del tiempo Perdido de Proust).... Esos nunca serán verdaderos lectores.
    Comprar muchos libros, sincerarse con uno mismo acerca de qué es lo que tenemos de leer (y si es una tontería, darnos ese permiso), y permitirse dejar libros cuando no tenemos ganas... son claves para constituirse como lector.
    Por eso llevás un tercio de tu vida leyendo.
    AH! Y ¿cómo no vas a contar las lecturas de la infancia? Son las mas importantes. Si no fuera por Julio Verne y demás, seguramente estarías jugando a la Play Station 3, sinvergüenza.

    ResponderEliminar
  3. eres un poco más libres cuando te atreves a no seguir con una lectura que no te llena, que no te llega, que no te hacer crecer.

    y, yo, como tú, niño, necesito ser libre!

    gracias...

    ResponderEliminar
  4. Yo acabo de leer un libro de seiscientas páginas por pura diciplina. Podía haberlo abandonado en la página cien. Ahora ya tengo un criterio sobre ese libro y aunque me juren y perjuren que es la mejor novela de Umberto Eco no vuelvo a leerla.

    ResponderEliminar
  5. A mí con los libros me pasa como con los hombres: me cuesta mucho abandonarlos, hay muy pocos que haya llegado a abandonar. Pero si lo hago, los abandono para siempre, porque suelo tener buenos motivos para hacerlo.

    ResponderEliminar
  6. Eh..., bueeeeeno..., a Julio Verne nunca lo leí. Recuerdo que me compré "De la tierra a la luna", cuando tenía 10 años o así. Entonces me encantaban los astronautas (me había leído toda la sección dedicada al "Espacio" de una especie de enciclopedia que había por casa que se llamaba "Maravillas del saber"). A lo que iba, que empecé a leer "De la tierra a la luna", pero no sé, no entendía nada.

    Así que lo abandoné.

    Mis primeros libros fueron los de "Los cinco", "E.T. el extraterrestre" (que hasta hace poco creía que había sido antes libro que película, pero no, parece que alguien escribió el libro basándose en la peli), y, amén de la enciclopedia ésa, sí, supongo que también llegué a la literatura gracias a las revistas de videojuegos...

    ResponderEliminar