viernes, 20 de mayo de 2011

"Borges autoirónico"

Estos días estoy leyendo "La memoria de Shakespeare", un librito con los cuatro últimos cuentos que escribió Borges antes de morir.

Intuyo que este libro es póstumo, cuándo lo publicaron por primera vez, no lo sé (y no lo he mirado, evidentemente). Me suena haber leído en alguna parte que alguno de los cuatro cuentos sí fue publicado en vida de Borges, pero no en libro, si no en alguna revista literaria.

El primero de los cuentos se titula "Veinticinco de agosto, 1983", y reescribe, ¿remenda?, de alguna manera aquel cuento en el que un Borges joven se encontraba con un Borges viejo. Este cuento se titulaba "El otro" y está incluido en "El libro de arena". Creo que, junto a "Funes el memorioso" y "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", es uno de mis cuentos borgeanos favoritos.

Allí, en "El otro", aparecía la genial ironía de Borges. Siempre me gustó este fragmento:

Nuestra situación era única, y francamente, no estábamos preparados. Hablamos, fatalmente, de letras; temo no haber dicho otras cosas que las que suelo decir a los periodistas.

Sí, siempre que leo estas frases una sonrisa se dibuja en mis labios: un encuentro tan extraordinario como este, el hombre joven conoce al viejo que será, y..., hablan de libros.

En "Veinticinco de agosto, 1983", los dos Borges que aparecen son ya dos Borges mayores. Uno ya viejo, cercano a la muerte; el otro, todavía con tiempo por vivir, "ayer cumplí sesenta y un años", dice, pero ya, de algún modo, lo intuimos cansado.

El Borges que escribe este cuento no es el Borges de sesenta y un años. Es el Borges octogenario, completamente ciego (recuerdo una de las entrevistas que se le hicieron en el programa de TVE "A fondo", Borges decía algo así (cito de memoria): esta noche soñé que me moría y sentía, en el sueño, una gran sensación de alivio, pues si me moría no tendría que venir acá.

El mismo Borges que escribe, en este cuento:

-Escribirás el libro con el que hemos soñado tanto tiempo. Hacia 1979 comprenderás que tu supuesta obra no es otra cosa que una serie de borradores...

Unas líneas más adelante:

-Y al final comprendiste que habías fracasado.

-Algo peor. Comprendí que era una obra maestra en el sentido más abrumador de la palabra. Mis buenas intenciones no habían pasado de las primeras páginas; en las otras estaban los laberintos, los cuchillos, el hombre que se cree una imagen, el reflejo que se cree verdadero, el tigre de las noches, Juan Muraña ciego y fatal, la voz de Macedonio, la nave hecha con las uñas de los muertos, el inglés antiguo repetido en las tardes.

(La negrita es mía).

Dentro de unas semanas se cumplirán 25 años de su muerte. Pocos atractivos tiene Suiza, aparte de la nieve y las montañas, los huesos de un ciego bajo un puñado de césped. Creo que los balnearios también están bien, pero no sé porqué me da que me aburriría mucho en cualquiera de ellos.


1 comentario:

  1. Yo tengo muchas ganas de visitar Zurich, la ciudad que vio nacer el dadaísmo tiene que merecer la pena aunque esté en Suiza. Pero Borges está enterrado en Ginebra.

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