miércoles, 16 de junio de 2010

"Perduring love"; ¿un cuento?


Julián llegaba tarde, aunque esta vez su retraso no era involuntario. Marta le esperaba en el sofá, los brazos cruzados, sin mirarle. Julián había tenido que tocar el timbre y empujar la puerta del portal. Ya no tenía llaves. Subió en el ascensor y al salir encontró la puerta de la casa abierta.
No se sentó.
-Tú dirás.
-Lo que está a la izquierda es tuyo.
Julián miró la mesita de cristal. El lado izquierdo estaba vacío.
-Francamente..., si lo que pretendes es provocarme, no lo vas a conseguir. Ya no, Marta.
-Lo que está a la izquierda de la mesa es tuyo. Mira bien.
Julián miró la mesita atentamente. En el lado derecho había una caja de galletas de hojalata (el cofre de las fotos), dos montones de libros, varios cds y unas figuritas de porcelana.
El lado izquierdo seguía vacío.
-Bueno, ya está. Me voy. Cuando hayas recuperado la cordura puedes llamarme.
-Quieres hacer el favor de mirar BIEN.
-Ahí no hay nada, hostia –respondió Julián. Entonces lo vio:-Dios mío, no me acordaba de eso.
-Bien. Cógelo y vete. Vete ya.
Julián no reaccionaba. Se había quedado mirando el objeto. Se acercó a él, extendió una mano, los dedos estirados. No se atrevía a tocarlo.
-Esto es...
-Sí. Haz el favor de cogerlo y lárgate. Ya.
-No..., no me lo puedo creer. ¿Dónde estaba?
-En una caja vieja de zapatos, donde guardaba las entradas de los conciertos a los que íbamos, los resguardos de los cines, una concha que cogí una vez en la playa...
-Me lo llevo.
-Sí, llévatelo. Para eso te he llamado. Cógelo y vete. Para siempre.
-Me lo dio mi padre, ¿sabes? Él lo llevaba siempre. Era..., es de oro. Le costó mucho dinero.
-Y tú, buen hijo, lo dejaste por ahí tirado y no te habías acordado de él.
-...
-...
-Ésa es la caja de las fotos.
-Sí.
-¿No tengo derecho a llevarme algunas?
-Ya no hay fotos.
-¿Qué ya no hay fotos?
-No, ya no hay fotos. Las quemé. Mira.
-Entiendo. Me llevo la caja, entonces.
-La caja es mía. La traje yo, de casa de mis padres. Es una caja antigua. Bonita.
-Bueno, entonces me llevaré los libros.
-No has leído un libro en tu puta vida. Déjate de hostias. Haz el favor de coger el jodido alfiler de tu padre y lárgate de una vez.
-Te estás repitiendo...
Lárgate, lárgate, buh. Esta también es mi casa, ¿sabes?
-Ya no.
-¡La sigo pagando!
-¿Quieres algo más, eh? Lo sabía. No te basta con el alfiler, claro. No usas corbata... Llévate los cds. Los he puesto ahí..., sabía que querrías algo más.
-No quiero los cds. Son una mierda.
-Típico de ti.
-Si has puesto los cds para que me los lleve, y las figuritas de porcelana y los libros, ¿por qué no puedo llevarme los libros?
-Los he puesto ahí porque sabía que los ibas a pedir. Quería darme la satisfacción de negarte algo.
-¿Y las figuritas de porcelana?
-¿Qué figuritas, éstas? –les dio un manotazo y cayeron al suelo, rompiéndose-¿Las quieres? Puedes llevártelas.
-Estás pirada. Siempre lo has estado.
-Coge los cds y el puto alfiler y lárgate.
-¿Qué cds? –los tiró al suelo, con fuerza-No, dejo que te los quedes tú.
Entonces cogió un libro con las dos manos. Intentó romperlo. Al hacer fuerza se le escapó un pedo.
-El gran hombre ha hablado.
-Mierda. Me voy. Ahí te quedas.
-Sabía que me dejarías con lo mejor de ti.
-¡Bruja! Me largo.
-Te olvidas del alfiler.
-Que le den por el culo al alfiler.
-Era de tu padre.
-Que le den por el culo a mi padre.
-Que le den al tuyo.
-Eso he dicho, que le den al mío. ¿Estás sorda?
-Oh, perdón.
-Oh, sí, perdón.
-¿Te vas ya?
-SÍ.
-Quédate un poco más.
-¿...?
-¿No me das un beso?
-Vale.
-Adiós.
-Adiós.
-Ay, ¿qué ha sido eso?
-El alfiler, te he pinchado el culo.
-Pillina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario