lunes, 26 de abril de 2010
Ann Beattie, Foster Wallace y otros más...
"El chico más alegre de su vecindario"
viernes, 16 de abril de 2010
"CERRADO POR NO-VACACIONES"
viernes, 9 de abril de 2010
“Jernigan” de David Gates
Hum..., debería escribir sólo reseñas de libros que me hayan gustado mucho. O que me hayan gustado bastante. “Jernigan” me ha gustado, pero ni mucho ni bastante. Es la típica historia de tío fracasado con vida desastrosa. Ha sido inevitable que, al leerla, me acordará de “La epopeya del bebedor de agua” de John Irving, que también es la historia de un hombre-desastre. La novela de Irving la leí hace un mes, y me gustó más. Bastante. Ambas novelas tienen bastante mala leche, pero la de Irving tenía más, hum, ¿chispa?
Resumen más o menos de “Jernigan”:
Jernigan es un cuarentón al que se le muere la mujer. Bebe y bebe y toma cualquier analgésico que encuentre por ahí (pastillas para la regla, por ejemplo). Trabaja en no me acuerdo qué, ah, sí, una inmobiliaria. Tiene un hijo adolescente. Su hijo tiene una novia con la que se pasa encerrado todo el día (y toda la noche). Entonces, conoce a la madre de la novia de su hijo. Se enrollan y Jernigan y Danny, que así se llama el hijo, se van a vivir con la madre y la hija. Luego, Jernigan pierde el trabajo. Danny, que toca la guitarra, forma una especie de grupo con un amigo llamado Dustin y otros fumetas más. Quizá la mejor escena de la novela sea en la que Jernigan se encuentra con Dustin en su casa. La novela fue candidata al Pulitzer de 1991. Y esto es más o menos todo lo que puedo contar sin joderle (demasiado) la lectura a alguien que vaya a leer el libro.
El autor:
David Gates nació en 1947, en no sé dónde... O sea, en una pequeña ciudad estadounidense que da igual que se llame Clinton, Connecticut; o Des Moines, Iowa (por poner un ejemplo; nació en la primera, sí, la de Bill). Estuvo casado un tiempo con Ann Beattie, la autora de “Postales de invierno” y “Retratos de Will”, dos novelas publicadas también por Libros del Asteroide, editorial que ha publicado “Jernigan”. “Jernigan” viene con un prólogo de Rodrigo Fresán, como también “Postales de invierno”.
Última nota:
El word no me reconocía la palabra "Jernigan", me la cambiaba por "jeringan"...
miércoles, 7 de abril de 2010
"Fun home" de Alison Bechdel y "Léxico familiar" de Natalia Ginzburg (2)
Al igual que “Léxico familiar”, “Fun home” es una obra que retrata la familia de la autora, destacando por encima del resto de los miembros del hogar, el padre. La autora es Alison Bechdel, vive en la típica pequeña ciudad estadounidense donde no hay mucho que hacer. Sus padres son profesores de inglés. Pero además, regentan una funeraria heredada. La madre, además de las clases de inglés, es actriz de teatro aficionada. El padre, el gran protagonista (junto a Alison) de “Fun home”, es un enamorado de la literatura del siglo XX, de Francis Scott Fitzgerald en particular. Alison descubre que es lesbiana cuando está en la universidad, y es entonces cuando se entera de que su padre ha sido siempre homosexual. Poco después el padre muere (no estoy contando demasiado del libro, espero...: esto aparece en las primeras páginas). “Fun home” es un intento de entender al padre.
De acercarse a él.
Recuerdo que en “Léxico familiar” se hablaba de “En busca del tiempo perdido”, de Proust (también hay un leve retrato de Cesare Pavese magnífico). En “Fun home”, aparecen “El guardián entre el centeno”, “El gran Gatsby”, “Fiesta”, el “Ulises”, “El pozo de la soledad”, Colette, Woolf... Y se reproduce el comienzo de un bello poema de Wallace Stevens:
“Mañana de domingo”
El placer de ir en bata,
ya muy entrado el día,
el café y las naranjas
en una silla al sol
lunes, 5 de abril de 2010
"Teléfono rojo: volamos hacia la noche"
El pasado sábado por la noche, después de pasarme el día trabajando, llegué a casa, me quité el uniforme lleno de polvo y cené una mierda de bocadillo porque no tenía ganas de ponerme a cocinar. Me tomé un café con leche y me senté en la sala a fumar y leer. Al día siguiente tenía que madrugar, así que más temprano que tarde me preparé para ir a la cama. Fue entonces cuando empezó a sonar el teléfono en el piso de al lado. Si no están, pensé, se han ido de vacaciones de Semana Santa, como todo el mundo. El teléfono seguía sonando y sonando y pensé hay que ser pelma y tonto para no darse cuenta de que si no te contestan es porque no hay nadie en casa. Pensé que al final el que llamaba se acabaría cansando, o que, simplemente, la comunicación se cortaría. Pero el caso es que media hora después, cuando me metí en la cama, el puto teléfono seguía y seguía sonando y me dije, dios, con ese ruido no voy a poder dormir, y mañana tengo que madrugar. Recordé que tengo una llave del vecino para casos de emergencia. Qué hago, abro y descuelgo, y qué digo. Esa no es mi casa, ¿cómo justifico mi presencia allí? Que he oído el teléfono y tal, ya, pero qué morro le has echado, ¿no? Diez minutos después, ya no aguanté más. En pijama, me levanté, cogí las llaves del vecino del armario del pasillo y salí a la escalera. Abrí la puerta del vecino. El teléfono estaba ahí mismo, en el recibidor. Había pensado descolgarlo y colgarlo inmediatamente, sin dar tiempo a quien estuviera en la otra línea a decir nada. Pero en el último momento, lo descolgué y lo dejé suspendido en el aire.
Escuché...
“Léxico familiar” de Natalia Ginzburg y “Fun home” de Alison Bechdel (1)
Esta es la primera parte de una reseña-doble de dos libros que, más allá de los géneros (uno es una novela, el otro un cómic), comparten no sólo tema –la familia- sino también tono y calidad. Belleza.
El primero es “Léxico familiar”, novela de Natalia Ginzburg; el segundo, “Fun Home. Una familia tragicómica”, un cómic de la estadounidense Alison Bechdel.
“Léxico familiar”:
Este libro es bonito, muy bonito.
Es una frase muy cursi, lo sé, cosa que "Léxico familiar" no es en absoluto.
"Léxico familiar" es una obra que, escrita como si fuera una novela, habla de la familia de Natalia Ginzburg, cómo eran, qué expresiones utilizaban y los definían (de ahí el título). Destaca por encima de los demás "personajes", el padre de Natalia. Copio algunos fragmentos del libro que, creo, definen muy bien el carácter del padre de la autora:
"Os aburrís porque no tenéis vida interior", decía mi padre.
Mi hermano Gino era su predilecto, pues le daba gusto en todo: le interesaba la historia natural, coleccionaba insectos, cristales y minerales, y además, era muy estudioso. Más tarde se matriculó en ingeniería, y cuando volvía a casa después de algún examen diciendo que había sacado un diez, mi padre le preguntaba ¿Cómo es que has sacado un diez? ¿Cómo no has sacado diez y matrícula de honor?.
Parece un padre duro, pero en realidad es entrañable. Natalia Ginzburg lo trata con mucha ironía pero también con cariño.