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martes, 29 de junio de 2010

“Los juegos de la infancia son universales”


Durante estos días en los que he estado ausente de “La soledad en agosto”, he leído “Una vez Argentina”, la novela de Andrés Neuman. Es la novela que a todo escritor que haya tenido la suerte de tener una familia feliz le gustaría escribir. Ojalá pudiera yo escribir una novela así, un “léxico familiar” con el que mis nietos o sobrino-nietos pudieran conocer cómo, quiénes fueron sus bisabuelos y abuelos, tíos y tías...

En un momento del libro, Neuman cuenta cómo sus compañeros de colegio y él juegan a darse por el culo. A ver: juegan a fingir que se enculan. Pero, claro, no lo hacen (de verdad, vamos, que es por encima del pantalón, y sin penetración, claro, que son niños...). Vaya, pues si nosotros también jugábamos a eso: uno cogía a un compañero desprevenido por detrás y empezaba a darle empellones, mientras exclamaba, ah, ah, o oh, oh., o cualquier otra burrada.

Bueno, creo que el juego sigue en boga, ya sea en Argentina, en España o en Japón. Y ahora que lo pienso, seguro que no sólo los niños lo juegan...

Ejem..., no sé qué tono está adquiriendo este blog. Se suponía que iba a tratar sobre libros. Algo serio...

miércoles, 7 de abril de 2010

"Fun home" de Alison Bechdel y "Léxico familiar" de Natalia Ginzburg (2)


Al igual que “Léxico familiar”, “Fun home” es una obra que retrata la familia de la autora, destacando por encima del resto de los miembros del hogar, el padre. La autora es Alison Bechdel, vive en la típica pequeña ciudad estadounidense donde no hay mucho que hacer. Sus padres son profesores de inglés. Pero además, regentan una funeraria heredada. La madre, además de las clases de inglés, es actriz de teatro aficionada. El padre, el gran protagonista (junto a Alison) de “Fun home”, es un enamorado de la literatura del siglo XX, de Francis Scott Fitzgerald en particular. Alison descubre que es lesbiana cuando está en la universidad, y es entonces cuando se entera de que su padre ha sido siempre homosexual. Poco después el padre muere (no estoy contando demasiado del libro, espero...: esto aparece en las primeras páginas). “Fun home” es un intento de entender al padre.

De acercarse a él.

Recuerdo que en “Léxico familiar” se hablaba de “En busca del tiempo perdido”, de Proust (también hay un leve retrato de Cesare Pavese magnífico). En “Fun home”, aparecen “El guardián entre el centeno”, “El gran Gatsby”, “Fiesta”, el “Ulises”, “El pozo de la soledad”, Colette, Woolf... Y se reproduce el comienzo de un bello poema de Wallace Stevens:

“Mañana de domingo”

El placer de ir en bata,

ya muy entrado el día,

el café y las naranjas

en una silla al sol

lunes, 5 de abril de 2010

“Léxico familiar” de Natalia Ginzburg y “Fun home” de Alison Bechdel (1)



Esta es la primera parte de una reseña-doble de dos libros que, más allá de los géneros (uno es una novela, el otro un cómic), comparten no sólo tema –la familia- sino también tono y calidad. Belleza.

El primero es “Léxico familiar”, novela de Natalia Ginzburg; el segundo, “Fun Home. Una familia tragicómica”, un cómic de la estadounidense Alison Bechdel.

“Léxico familiar”:

Este libro es bonito, muy bonito.

Es una frase muy cursi, lo sé, cosa que "Léxico familiar" no es en absoluto.

"Léxico familiar" es una obra que, escrita como si fuera una novela, habla de la familia de Natalia Ginzburg, cómo eran, qué expresiones utilizaban y los definían (de ahí el título). Destaca por encima de los demás "personajes", el padre de Natalia. Copio algunos fragmentos del libro que, creo, definen muy bien el carácter del padre de la autora:

"Os aburrís porque no tenéis vida interior", decía mi padre.

Mi hermano Gino era su predilecto, pues le daba gusto en todo: le interesaba la historia natural, coleccionaba insectos, cristales y minerales, y además, era muy estudioso. Más tarde se matriculó en ingeniería, y cuando volvía a casa después de algún examen diciendo que había sacado un diez, mi padre le preguntaba ¿Cómo es que has sacado un diez? ¿Cómo no has sacado diez y matrícula de honor?.

Parece un padre duro, pero en realidad es entrañable. Natalia Ginzburg lo trata con mucha ironía pero también con cariño.