Durante estos días en los que he estado ausente de “La soledad en agosto”, he leído “Una vez Argentina”, la novela de Andrés Neuman. Es la novela que a todo escritor que haya tenido la suerte de tener una familia feliz le gustaría escribir. Ojalá pudiera yo escribir una novela así, un “léxico familiar” con el que mis nietos o sobrino-nietos pudieran conocer cómo, quiénes fueron sus bisabuelos y abuelos, tíos y tías...
En un momento del libro, Neuman cuenta cómo sus compañeros de colegio y él juegan a darse por el culo. A ver: juegan a fingir que se enculan. Pero, claro, no lo hacen (de verdad, vamos, que es por encima del pantalón, y sin penetración, claro, que son niños...). Vaya, pues si nosotros también jugábamos a eso: uno cogía a un compañero desprevenido por detrás y empezaba a darle empellones, mientras exclamaba, ah, ah, o oh, oh., o cualquier otra burrada.
Bueno, creo que el juego sigue en boga, ya sea en Argentina, en España o en Japón. Y ahora que lo pienso, seguro que no sólo los niños lo juegan...
Ejem..., no sé qué tono está adquiriendo este blog. Se suponía que iba a tratar sobre libros. Algo serio...