Mostrando entradas con la etiqueta philip roth. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta philip roth. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de mayo de 2011

"Philip Roth premiado"

No, no estoy dando la noticia porque ya ayer la dieron un montón de medios, y otro montón de blogs. Bueno, para quien no se haya enterado: a Philip Roth le han dado el Premio Man Booker Internacional.

Me alegra, pero también pienso que me da un poco igual. A Roth (todavía) no le han dado el Nobel, pero me la repanflinfa (no sé si a él también). Philip Roth es uno de los mejores novelistas vivos, si no el mejor.

Pero siendo sincero, leyendo la noticia que dejo abajo en el enlace, lo que he sentido no ha sido rabia, ni indignación. No, no, nada de eso. Lo que he sentido ha sido regocijo. Que Roth "moleste" a este tipo de personas (pedorras) me encanta.

jueves, 12 de agosto de 2010

"Lamentaciones de un prepucio", de Shalon Auslander


Aunque suelo cagarme en Dios bastante a menudo, la verdad es que la idea que tenemos de este Señor Shalon Auslander y yo no puede ser más diferente. Mientras que Auslander se acuerda de Él cuando las cosas le van bien, y entonces piensa que ahora vendrá el cabrón a jodérselas, yo me acuerdo de Dios cuando las cosas me van mal y es entonces cuando Le pido que, oh, por favor, haga que las cosas me vayan bien. Y es que Auslander cree en Dios, y cree que es un capullo resentido, mientras que yo creo también en Él (el Dios de Auslander y el mío son el mismo, aunque Auslander sea judio y yo cristiano), pero creo que es un tipo lleno de amor, que nunca nunca me hará algo malo (siempre que se lo pida). Un Dios compasivo, generoso, el mío; un Dios, cruel, vengativo, el de Shalon Auslander.

Estas son las lamentaciones de un prepucio: la historia de Shalon, un judío de USA perteneciente a una familia muy-muy pero que muy ortodoxa, que se pasa por los cojones los mandamientos: deja de comer comida kosher, no respeta el Sabbat, mira pornografía, etc., y que, sin embargo, no lo hace porque crea que no va a pasarle nada por no cumplir con los mandamientos, no es que crea que todas esas reglas son unas estupideces, no se ha convertido en un ateo, no, no: Auslander se salta las normas aún sabiendo que puede pasarle algo, que Dios –sin duda- va a castigarle.

Y ahora que está a punto de tener su primer hijo (varón: sin duda una broma de Dios, porque si fuera niña no tendría ningún problema...) Shalon no sabe qué hacer: no sabe si circuncidar a su pequeño como Dios manda, o no hacerlo y esperar, entonces, que venga Dios y le castigue de la manera más cruel.